sábado, 2 de marzo de 2013


GRACIAS Y...BUENAS NOCHES






Tomar el relevo de un Papa carismático como Juan Pablo II no debe ser fácil. El Papa polaco dejó huella en el pueblo. Karol Wojtyla contribuyó decisivamente, junto con otros líderes de occidente, cuyos nombres, en estos tiempos, no resulta políticamente correcto recordar, al derribo del muro que dividía el mundo en dos concepciones radicalmente opuestas, y además supo calar en los corazones del pueblo cristiano y, también, por qué no decirlo, en los que no comulgan con las ideas y doctrina de la Iglesia católica.

Coger ese testigo tenía su aquél.

Poco a poco el Papa Ratzinger ha ido ganándose el respeto y ganándose su sitio en la vida de los cristianos.

Sus gestos, su mirada, su timidez, no han resultado tan atractivos como los de su antecesor. Hemos tenido y, poco a poco gozado, de otro estilo de Papado: más intelectual, menos líder de masas.

Pero la historia le tenía reservado su capítulo de grandeza. Al final ese "Jesucristo que parece dormido" ha abierto sus ojos y le ha conducido por la senda a seguir: el camino de la generosidad, humildad y sencillez. Qué grande se ha de ser cuando Ratzinger renuncia al Papado, a la representación de Dios en la tierra, para volver a ser el hombre "feliz de estar con vosotros, rodeado de la belleza de la creación".

A partir de las ocho del veintiocho de febrero de 2013, Benedicto XVI, es, según sus  propias palabras, "simplemente un peregrino que inicia la última etapa de su peregrinación en esta tierra. Gracias y buenas noches".

¿Es verdad que Jesucristo parecía estar dormido? Yo, sinceramente, creo que no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario