lunes, 28 de marzo de 2011

SOCIEDAD DORMIDA

En Grecia fue la muerte del joven Alexandros Grigorópulos quien prendió la mecha. Murió en una zona deprimida del centro de la ciudad de Atenas donde el paso del tiempo se manifiesta en casas derruidas, anteriores a la segunda guerra mundial, en una zona que es modelo de decadencia de la gran urbe ateniense.  La sociedad griega parecía dormida pero el germen de insatisfacción individual y social, no hacía sino engordar cada día en el caldo de cultivo de una  sociedad mustia, sin expectativas de futuro, que veía como la corrupción y el escándalo rompian cada mañana sus sentidos aumentando el desencanto general de la población y de el de la juventud en particular. A los jóvenes no les gustaba aquella sociedad que vivía y amplificaba lo más negativo: el individualismo, la competitividad, las injusticias.
Se hablaba de la generación de los setecientos euros cuando hoy muchos de nuestros jóvenes ya quisieran aspirar a un salario de ese importe en sus primeras etapas laborales caso de iniciarlas. Los datos de paro juvenil en la Grecia de Alexandros eran del 23% cuando en nuestro país superamos con creces el 40%. Las encuestas del CIS revelan que la clase política vive distanciada del ciudadano y cada vez es peor valorada. Las corrupciones y escándalos saltan a las primeras páginas de nuestros medios y, tal es la frecuencia, que pronto hasta dejaran de ser noticia. Las cifras de paro golpean los primeros días de mes y alcanzan unos porcentajes difícilmente imaginables y ciertamente muy preocupantes.
Fue Alexandros el factor de oportunidad política que movilizó a la sociedad griega. Ese mensaje no tiene por qué ser siempre un hecho trágico o violento. Una comunidad se alinea por un gesto, un simple mensaje, un acontecimiento intrascendente, una inacción. 
Cuando las demandas o insatisfacciones no encuentran respuesta en el entramado institucional político tienden a la manifestación en forma de conflictos en la esfera pública en las calles de nuestras ciudades, y si esto fuera así, tendríamos un serio problema.